sábado, 18 de agosto de 2007

¿Cristianismo = Capitalismo? Nuevo...

Antes que todo, debemos tener en cuenta una serie de diferencias que caracterizan ambos conceptos.
En primer lugar, el Cristianismo no es una ideología porque no tiende a sacralizar ciertos valores o principios económicos, políticos o sociales.
El Cristianismo es una forma de vida en la cual se busca imitar el espíritu de pobreza presente en Jesús y sus discípulos, teniendo como parámetros inmovibles, la Caridad, la Solidaridad, la Empatía, el Bien Común.
Ahora bien, Max Weber, en su obra "Ética Protestante" me parece oportuno destacar la relación que plantea entre el Cristianismo con el Conservadurismo y al Protestantismo con el Capitalismo.
El autor reconoce en los católicos menor participación en la vida capitalista, rasgos ascéticos como trabajar y permanecer en un trabajo sin necesidad de correr riesgos o alcanzar un especial adelanto económico.
Debido a estas razones, Weber cita un refrán que ilustra claramente las dos corrientes: "El protestante opta por comer bien, mientras que el católico prefiere dormir tranquilamente".
Entonces, ¿qué aspecto es característico de los protestantes? Weber afirma que ellos, según la Iglesia, idealizan el materialismo, con su posible consecuencia de la laicización (separación entre Iglesia y Estado). Esto se debe a su peculiar indiferencia religiosa, notable aspiración de lucro y acumulación del capital para reinvertirlo, en bienes de consumo y capital.
Creo conveniente explicar ahora el Espíritu del Capitalismo para, posteriormente recurrir a la postura eclesial sobre el asunto estudiado.
Aquél, refiere a esa mentalidad que aspira obenter un lucro ejerciendo sistemáticamente una Profesión (entendida ésta como Deber Profesional,es decir, una obligación que debe sentir el individuo y siente, ante el contenido de su actividad "profesional").
De esta manera, los empresarios capitalistas no eran especuladores y sin escrúpulos, sino hombres educados en la dura escuela de la vida, prudentes y arriesgados, sobrios y perseverantes..., es decir que, eran profesionales con el claro objetivo de satisfacter sus necesidades y obtener lucro de su producción. Aborrecían la ostentación, el lujo inútil y su comportamiento reflejaba rasgos ascéticos.
En relación a lo antes expresado, debemos tener muy presente un factor de ital importancia para entender el Espíritu del Capitalismo, como es el Racionalismo Económico. Entendemos a éste como una de las propiedades de la economía privada capitalista por estar Racionalizada sobre la base del más estricto cálculo, el hallarse ordenada, con plan y austeridad, al logro del éxito económico esperado. Y, en consonancia con el primer concepto, le sigue por añadidura, el Racionalismo Práctico, como aquél modo de conducta que refiere conscientemente el mundo a los intereses terrenales del YO individual, y hace de ellos la medida de toda valoración.
Por último, merece ser analizada la postura de la Iglesia ante tantos cuestionamientos.Si leemos atentamente el libro de Lucas, Capítulo 12, versículos 13 al 21, podemos decir que, el pasaje ilustra claramente el pensamiento de La Santa Sede según la avaricia y la codicia, al condenarlas severamente porque no respetan ni promueven la dignidad de la persona humana.
Debemos tener bien en el claro que Dios no desea que acumulemos bienes para guardarlos o sólo poseerlos, sino todo lo contrario: coloca a la Caridad, la Solidaridad, la Empatía, y el Bien Común como pilares esenciales en toda relación humana.
También podemos decir que, en las palabras de San Basilio están presentes los "magnos idearios cristianos" de los que nos hablaba Weber, como la promoción del desarrollo individual y social de la persona humana, rescatando como valor supremo, la Solidariad, contrastándolo con el individualismo devenido en egoísmo del capitalismo, el materialismo, la avaricia, la utilidad de la virtud, el afán de lucro, la acumulación de capital...
Así, a modo de conclusión, afirmamos que el cristianismo y el capitalismo se contraponen fuertemente, tanto en doctrina como en praxis, al aspirar, el primero, imitar el ejemplo de espíritu de pobreza presente en Jesús, la Caridad, la Solidaridad, y el Bien Común, es decir, respetar y defender la Dignidad de la Persona Humana,mientras que, el segundo, se guía únicamente por la ambición de lucro, de bienes terrenales y la acumulación de capital, todo esto entendido en la mente de un ser profundamente egoísta, frío y calculador.-

viernes, 10 de agosto de 2007

continuación.

En relación a lo expresado, consideramos relevante la opinión de San Basilio Magno al considerar que promueve activamente el desarrollo individual y social de la persona humana, resaltando como valor supremo la solidaridad, contrastándolo con el individualismo devenido en egoísmo, el materialismo, la avaricia, la utilidad de las virtudes propios del Capitalismo.
A modo de conclusión, podemos decir que el Capitalismo y el Cristianismo, se contraponen fuertemente al aspirar, uno, imitar el ejemplo del espíritu de pobreza presente en Jesús y, en otro, al guiarse únicamente por intereses individualistas, materialistas y egoístas.-

¿Capitalismo = Cristianismo?

En relación al título lo primero que vale mencionar es separar de forma tajante las diferencias entre Capitalismo y Cristianismo. Aquél representa una doctrina político - social sustentada en el liberalismo como base económica; mientras que éste no es una ideología como aquél, y defiende sobre todo, a la persona humana y la dignidad de la que Dios le envisitió como medio y fin de todo.

Para el Cristianismo, el amor, la amistad, la solidaridad, la participación responsable, el bien común, la caridad, entre otras, son las actitudes ideales que deben estar presentes en todo buen cristiano. Para conseguirlo, cada hombre y mujer de buena voluntad debe ejercitarlos continuamente y abogando, sobre todo por imitar el modelo de Cristo Señor.

Ahora bien, ¿ por qué es importante lo antes expresado a este trabajo? Debido, simplemente a que el Capitalismo, como doctrina, fue aplicado en la mayoría de los países europeos y americanos sin tapujos y, en todos los casos generó pobreza, hambre, excluidos, crisis...

Según Max Weber, el capitalismo alcanzó su plena disposición en personas pertenecientes a credos protestantes, tales como, calvinistas, luteranos, pietistas, menonitas, entre otros, porque, dejando a un lado la religión y la moral, decidieron concentrar sus aspiraciones en la "satisfacción de necesidades" y el "lucro" mediante el ejercicio asceta de una profesión.

Un hombre capitalista era un hombre educado en la dura escuela de la vida, prudente y arriesgado a la vez, sobrio y perseverante, entregado de lleno y con devoción a lo suyo, con concepciones y "principios" rígidamente burgueses. Así, podemos agregar que, "el tipo ideal" de empresario capitalista, aborrece la ostentación, el lujo inútil, mientras que su comportamiento presenta más bien rasgos ascéticos.

De esta manera, pudimos describir en pocas líneas las características de un hombre capitalista, ahora, me gustaría anteponerlo a las ideas del Evangelio en relación a la acumulación de riquezas.

Luego de leído Lucas 12, 13-21, estamos en condiciones de decir que, el pasaje ilustra claramente el pensamiento de la Iglesia según la avaricia y la codicia, al condenarlas severamente porque no respetan ni promueven la dignidad de la persona humana.

Dios no desea que acumulemos bienes para nosotros mismos sino todo lo contrario: coloca a la caridad, la solidaridad y la empatía como pilares esenciales en cualquier relación humana.

El capitalismo presupone egoísmo, mientras que la Iglesia Católica alienta la solidaridad y el bien común.

En relación a lo dicho por San Basilio Magno, concordamos completamente porque observamos y apoyamos la prmoción al desarrollo individual y social de la persona humana, resaltando como valor supremo: la solidaridad, contrastándolo con el individualismo devenido en egoísmo del capitalismo, el materialismo, la avaricia, la utilidad de las virtudes, entre otras características.

Así, a modo de conclusión, podemos decir que el Capitalismo y el Cristianismo, se contraponen fuertemente, al aspirar, uno de ellos, imitar el ejemplo de espíritu de pobreza presente en Jesús y, el otro, a guiarse únicamente por la satisfacción de las necesidades individuales y el excesivo materialismo.-